El brillo de aquella
luna, apenas y se lograba percatar, porque el cielo estaba cubierto con la
intensidad de aquellas nubes, era una noche tan oscura y opacada, la penumbra
se apodero de una historia, coincidiendo en un mismo instante para redactar
cada frase, una nueva historia dio inicio, y las horas se fueron alejando hasta
persistir y concretar un pensamiento que declaró un punto de partida.
Él simplemente se
había enamorado de ella inexplicablemente, de manera sorprendente, él le confesaba
que se había enamorado de esa hermosa sonrisa que solo ella tenía, de esa
sonrisa que ella tenía tan distintiva, tan única, esa sonrisa que le hizo ver
un reflejo tan espectacular que le llenaba de brillo sus ojos, cada vez que
veía caminar esa princesa. Sin embargo ella, con su forma de ser siempre le
cortaba sus alas, lo hacía bajarse de su nube, él quería solo confesarle cuanto
la amaba y que su forma y manera de ser lo tenían completamente loco, tan
inexplicable, que él sonreía solo con imaginar el rostro de aquella hermosa
chica, de cabello largo, que su mirada tenía algo tan esplendido y singular; el
confesaba amor, le decía palabras bellas, frases hermosas, intentaba todo lo
que fuera posible por ver en su rostro otra vez dibujada una sonrisa, que lo
tenía loco de amor, pero solo era otra historia triste, una sin final feliz,
lastimosamente era muy obvio que ella tal vez no le interesaba, le decía cosas
lindas por tal de no hacerlo sentir mal, por tal de verlo sonreír también, pero
caso contrario no se daba cuenta que le hacía daño; Cada noche antes de ir a
dormir, su pensamiento estaba dispuesto para ella, para esa chica, para esa
princesa como él decía, como el la imaginaba; extraña sensación porque hasta el
imaginaba rosando sus labios con un sutil beso, de manera graciosa eso no
ocurría, y él podía hasta sentir el sabor de su boca, sin antes haberla
probado, sin antes haber sentido esa sensación fresca de aquellos labios tan
lindos y hermosos como solo ella tenía, aquella chica de cabello largo y de
ojos claros que hacían enamorar a cualquiera.
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